Es decir que la salud oral no solo es tener dientes blancos o parejos, no tener caries o estar libre de enfermedades en las encías, no tener perdidas dentarias, o ausencia de cáncer oral o de garganta. Tener una salud oral se relaciona con la capacidad de un adecuado uso de las funciones de las estructuras pertenecientes a la boca (maxilares, labios, lengua, paladar, glándulas, dientes, y demás tejidos de cara y cuello) para permitir sin ninguna molestia una adecuada alimentación, y tener una vida llevadera.
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